Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken se convirtieron en 1931 en las tres primeras diputadas en la historia de España. De ellas, nos interesa la figura de Margarita Nelken porque fue elegida en tres ocasiones (1931, 1933 y 1936) diputada del PSOE por Badajoz y porque su vida resulta apasionante y controvertida.

Era hija de judíos alemanes. Nació en Madrid (según otra versión, en Málaga) en 1896 y muy joven se marchó a París para estudiar pintura, música y periodismo. Colaborará con periódicos como Le Figaro o Le Mercure y al regresar impartirá cursos de pintura en el museo del Prado.

Escribirá diversos ensayos y novelas. Realizará exposiciones de pintura en París y Barcelona, pero una lesión en la vista la obliga a dejar la pintura. Según la profesora Cristina Pestaña, Margarita Nelken fue la primera traductora de Kafka al castellano. Su versión de La Metamorfosis (1925 en Revista de Occidente ) es anterior incluso a las traducciones al francés y al inglés. También adaptará una letra de Miguel Hernández para el que iba a ser nuevo himno republicano.

En 1919 publica una obra feminista adelantada a su tiempo, La condición social de la mujer , donde escribe: "Desde ´mujer casada, mujer quebrada´, son innumerables los refranes españoles que limitan la actividad de la mujer al círculo de los quehaceres domésticos (...). La preparación de la mujer para algo que no sea estrictamente el matrimonio, parece cosa insólita que debe ser ridiculizada".

HIJOS DE TRABAJADORAS Ese año funda la Casa de los Niños de España para acoger a los hijos de las trabajadoras. Al ser un centro laico y no discriminar a los niños atendiendo a la situación legal de sus padres, fue muy criticada y marginada, abandonando finalmente el proyecto.

Margarita Nelken se había afiliado al PSOE a los 14 años. Muy joven se convirtió en líder de la Federación de Trabajadores de la Tierra y será una de las grandes agitadoras de las jornadas revolucionarias de 1934. En 1931 consigue acta de diputada por Badajoz, aunque habrá de esperar unos meses para tomar posesión de su escaño, hasta que le conceden la nacionalidad española.

Como diputada, sin embargo, no adopta una actitud decididamente feminista cuando se discute en las cortes españolas el sufragio femenino. Argumentará en contra de dar el voto a las mujeres. El voto femenino, de todos modos, fue aprobado en 1931 por las cortes republicanas.

Azaña decía de ella que era la indiscreción absoluta. En 1934 viaja a Rusia y las cartas que escribe, si no indiscretas, sí que parecen hiperbólicas cuando cuenta que los trenes soviéticos van llenos de bombones, caramelos, nueces y cigarrillos y que se puede comprar sin tasa caviar, galletas y pollos asados. Al regreso, se aleja de las posiciones moderadas del PSOE. En 1937, en plena guerra civil, se pasa al PCE y en 1944, ya en el exilio, también abandona el Partido Comunista.

Durante la guerra, su figura levantará pasiones encontradas. Para los suyos era una heroína y el coronel Puigdendolas crea en 1936 en Badajoz el batallón que llevó su nombre durante la contienda. Cuando la columna de Yagüe toma la capital pacense, la Nelken estaba en Madrid. Se dijo que se había acercado a Mérida con una columna que venía en auxilio de Badajoz en agosto de 1936, pero no hay constancia documental de ello.

Para sus enemigos, Margarita Nelken dirigía las crueles brigadas del amanecer y el batallón que lleva su nombre cometió el sacrilegio de acuartelarse en el templo de Jesús de Medinaceli. El anarquista García Oliver la acusará de ejecutar a presos. Estos temas aún levantan controversia y en los foros de Internet se pueden encontrar mensajes a Pío Moa y a Andrés Trapiello exigiéndoles que prueben sus acusaciones contra la Nelken.

Tuvo dos hijos de distintos padres. En los periódicos donde trabajaba la apodaban el colchón de las redacciones y Queipo de Llano, en sus soflamas radiofónicas, la llamaba zorra y prostituta. Ella no se arredraba y replicaba subrayando su libertad sexual. Al acabar la guerra se exilió en Méjico, donde se sostiene que al llegar conoció, en el sentido bíblico de la palabra, a la pintora Frida Khalo.

En 1968 fallecía esta mujer de vida apasionante y apasionada a la que se recuerda en Badajoz con una calle. Una frase suya resume su radicalidad vital: "Ni olvido ni perdón". Para los servicios secretos soviéticos, su nombre en clave era Amor. Para el escritor Andrés Trapiello era, fundamentalmente, "la sombra más siniestra de la checa comunista de Marina". Para los extremeños es su primera mujer diputada.